¿Coaccionan las/los profesionales a lxs niñxs motivados por las presiones SIMCE que reciben? La RAE define una de las acepciones de coacción como “fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo”. Desde una perspectiva que concibe el SIMCE como parte de un dispositivo de control social, analizo algunas malas prácticas de coacción generadas por profesionales de la educación con el objetivo de incentivar la participación y promover el mejor desempeño en las mediciones SIMCE.
Hay que presionar, premiar y castigar, porque el SIMCE carece de valor pedagógico por sí mismo
Las mediciones SIMCE carecen de valor pedagógico y la información que aportan (media de puntaje relacionada a un estándar genérico, distribución de estudiantes respecto a niveles de desempeño y tendencia) no tiene ningún valor para la toma de decisiones en los centros educativos. En una investigación llevada a cabo por el investigador pro-SIMCE Manzi et al. (2014) con directivos de centros educativos se plantea que: “La mayoría de los entrevistados considera que el SIMCE no permite al establecimiento reflexionar acerca de sus prácticas pedagógicas y en cómo ofrecer clases más estimulantes y provechosas para los estudiantes con diferentes niveles de logro” (p.58). La información local que recogen los centros educativos es más rica, útil, pertinente y actualizada que la costosa y pobre información que recoge el SIMCE. La medición es una fotografía anual, tomada por una cámara muy antigua y de bajísima resolución que lleva años siendo parchada para crear una fachada de herramienta pedagógica. En este marco, la red política-académica ha creado un ilegítimo sistema legal de presiones, incentivos y castigos para forzar la participación en un sistema que no tiene valor intrínseco. Esta cadena de presiones opera mediante leyes y decretos (Ley 20248, Ley 20550, Decreto 293, Decreto 178, etc.) en cuya redacción y deliberación ha participado esta red para forzar a las/los profesionales a participar de su lógica de mejora. Estas leyes y decretos hacen explícita la utilización de los resultados por parte del Estado. Las presiones, incentivos y castigos apuntan a la organización en su conjunto y a las personas. Esta introducción de presiones mediante leyes desde el poder central explica las prácticas internas que reproducen el patrón de incentivos y premios, a nivel del establecimiento educativo. La comisión revisora del SIMCE 2014, compuesta principalmente por investigadores pro-simce que van a las escuelas a observar y recoger datos de vez en cuando, no fue enfática en eliminar estas presiones, pese a tener la información de los efectos nocivos que provocan, que ellos llaman “rendición de cuentas” o “usos de responsabilización”. A consecuencia de estas imposiciones de la red política-académica, las malas prácticas y los efectos nocivos continúan.
Las presiones oficiales se transforman en coacción interna a estudiantes en el aula y en la escuela
En este marco, los profesionales de la educación son presionados a crear soluciones para responder al puntaje que se espera del establecimiento. Una de estas soluciones es la transmisión de presiones SIMCE a estudiantes. Esta transmisión acontece en el centro educativo y en el aula en un marco de desequilibrio de poder, que privilegia al docente y directivos, en donde estos son percibidos como autoridad y controlan el proceso de toma de decisiones y la proposición temática. Un desequilibrio de poder que parece ser muy acentuado en los primeros niveles del sistema y menos acentuado en los niveles superiores. Esto explicaría por qué los procesos de resistencia al SIMCE ocurren principalmente en los niveles superiores del sistema.
En este marco, por ahora, mediante observación de publicaciones en la web, hemos observado dos prácticas de transmisión de presiones SIMCE a estudiantes: la firma de compromisos escritos con el SIMCE (ver fotografía 1) y la creación de videos motivacionales estudiantes que rinden SIMCE (ver video)
El compromiso está en un mural. Su interpretación ha generado controversia. Por una parte, se interpreta como un compromiso legítimo para facilitar la aplicación de la prueba. Por otra parte, yo lo interpreto como una práctica de coacción que transfiere presiones SIMCE a estudiantes. Se desconoce la intencionalidad de la profesional. Mi interpretación, atendiendo al contexto de desempoderamiento y al nivel de 4º básico, es que se genera con intención de comprometer a los estudiantes con la participación en la prueba estandarizada, pese a que esta no tiene valor pedagógico. ¿Surgió como iniciativa de los estudiantes, por su amor al SIMCE? Lo dudo. La teoría más plausible es que se ha hecho mediante procesos de coacción que privilegian los intereses de lxs profesionales (obtener el puntaje más alto posible para evitar las sanciones y obtener los incentivos) en lugar de los intereses de lxs niñxs.
Enlace al video en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=c3U4rVjgVYQ
Por otra parte, en el video enlazado, dirigido a estudiantes que cursan 4º año en el año 2016 se observan estudiantes de 5º participando en la publicidad de sus buenos resultados SIMCE en el año anterior. Mencionan que han ganado premios por su buen desempeño y desean que sus compañeros se esfuercen para que también tengan un paseo, que estudien harto y que no se pongan tan nerviosos. Luego aparecen profesionales del establecimiento. Una de ellas les pide tener conciencia de que representan su propio aprendizaje y al colegio. Hay más comentarios en el video que puede ver por usted mismo. ¿Se crea este video por iniciativa de los estudiantes o están bajo coacción de profesionales interesados en que su organización obtenga el máximo puntaje posible? ¿Es legítima esta coacción?
La voz de los estudiantes: ¿Qué piensan los estudiantes del SIMCE? ¿Qué emociones les genera?
Con el SIMCE siempre se hacen juicios sobre los estudiantes. Qué mal leen, qué mal escriben. Qué buen puntaje. ¿Pero qué piensan los estudiantes del SIMCE? Por ahora no he encontrado la voz de los estudiantes en investigaciones que analizan los efectos nocivos de las pruebas estandarizadas. Está la voz de directivos y la voz de docentes. Pero ¿Cómo interpretan ellos/ellas los mensajes que envían los profesionales de la educación? ¿Qué sienten al ser sometidos a la rendición de la prueba? ¿Se les permite negarse a participar? ¿Qué significa SIMCE para ellas y ellos? Sería interesante indagar el punto de vista del niñx muchas veces marginado por los intereses de lxs adultos que colonizan sus vidas en los centros educativos. Actualmente estamos entrevistando estudiantes para conocer su percepción sobre este problema.
Estas evidencias e ideas son parte del proyecto de investigación libre y abierto Efectos asociados al dispositivo SIMCE. Participa tú también como informante o cómo investigador.
Referencias
Miguel Stuardo-Concha
Miguel Stuardo Concha es profesor e investigador actualmente vinculado a la Universidad CY Cergy París, como director de la formación Licencia Profesional Trilingüe Comercio y desarrollo sustentable. Doctor en Educación y Máster en Calidad y Mejora de La Educación por La Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Profesor de Castellano y Comunicación y Licenciado en Educación en la Universidad de La Frontera, Chile. Investiga sobre mejora escolar, educación y justicia social, acogida de estudiantes migrantes, investigación libre y abierta y enseñanza del español como segunda lengua. ¿Te gustan las publicaciones de Miguel? Tal vez te interesa financiar su trabajo independiente con una microdonación y hacerlo sostenible. Donar via Mercadopago aquí -O- Donar via Paypal acá. https://orcid.org/0000-0003-2617-0035
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