Esta es un propuesta de protocolo experimental para acciones de visibilización de situaciones injustas en centros educativos. Está ideado en el contexto de la educación chilena.
En observaciones virtuales he notado que algunos profesionales de la educación usan las redes sociales para denunciar malas prácticas y situaciones injustas en los centros educativos. Alguno profesionales expresan decepción porque los canales habituales establecidos para ello, SuperIntendencia de Educación, Contraloría de la República, denuncia a sostenedor o director, no parecen dar los resultados obtenidos. En este contexto propongo un protocolo virtual experimental para ayudar y apoyar estas denuncias para que sean visibles y lleguen a oídos de los actores en el centro educativo sin que los denunciantes vean comprometida su puestos de trabajo ni su identidad. El protocolo es una herramienta más que no busca reemplazar la institucionalidad, sino ser una herramienta de presión y aceleración del cambio en manos de los afectados.
El protocolo
El protocolo es bastante simple. Consta de una Fase de Observación en Redes Sociales, orientada a detectar este tipo de denuncias. Continúa con una Negociación, Información y consentimiento informado de la participación del denunciante. Luego se procede a una Entrevista privada via Facebook. Se continúa con una Construcción del Relato y luego una Validación del relato por parte del denunciante. Luego se procede a una Notificación via email a nombre de la Comunidad Escuelas para La Justicia Social a Directivos, Sostenedores y Profesionales del centro invitándoles a relatar su versión y las soluciones que proponen dentro de un plazo breve. Posteriormente se procede a una Publicación en Web, y se invita a la comunidad a proponer ideas de solución. Se procede a una Redifusión de la publicación en grupos cerrados y abiertos en redes sociales. Finalmente una Evaluación dialógica de Resultados con el denunciante cuyos resultados se incorporan a la publicación web.
Comentarios
La acción no está exenta de riesgos para al denunciante. Por otra parte, el contexto de desempoderamiento de los docentes hace impredecible la reacción y los efectos en la Comunidad Educativa. Sin embargo, si el denunciante es consciente de los riesgos o se encuentra en una fase terminal de la relación laboral con su centro educativo, en mi opinión merece la pena probar esta forma de presión para el cambio en la organización escolar. Con respecto al anonimato veo dos opciones: la primera, garantizar el anonimato solo al denunciante, a los involucrados y al centro educativo. La segunda, garantizar el anonimato a los involucrados, pero exponiendo la referencia al centro educativo como medida de presión. Comenten con total libertad acerca de esta propuesta de protocolo experimental en redes sociales o en esta web.