Soy María José, profesora de enseñanza básica. Cuando me enteré de mi embarazo lo di a conocer a mi jefatura en el colegio, con mucha ilusión, pues era mi primer trabajo. En primera instancia “hasta me felicitaron”. Pero aún recuerdo cuando me llaman a la oficina del director y me informan que “van a prescindir de mis servicios para el próximo año”, solo porque estaba embarazada. ¡Tenia 22 semanas de embarazo! ¿Por qué?
En algún momento de nuestras vidas, muchas deseamos tener un resultado positivo en un test de embarazo. Al recibirlo, nuestra única preocupación debería ser enfocar nuestras energías en ese nuevo ser que ha decido acompañarnos a recorrer la vida.
Pero no, la ley laboral hecha mayoritariamente por hombres, no protege a la mujer, no cuida del bienestar de la familia y no desarrolla la co-responsabilidad en el cuidado de los niños. Un momento que debiera ser mágico se transforma en un peregrinaje angustiante por tribunales. ¿Por qué?
Comencé un eterno peregrinar, junto a mi pancita, a la inspección del trabajo (que solo sirve para dejar constancia). Me encontré con abogados que no manejan el tema, con amig@s que te dicen “no te pueden echar tienes fuero” y así entre lágrimas, preocupaciones y alegrías avanzaba mi embarazo.
En mi caso, recibí la notificación judicial de inicio de “desafuero” en enero en la “justicia laboral antigua” por tanto era mucho más lento. Concurrí nuevamente a la inspección, quienes nada podían hacer porque el colegio estaba “de vacaciones”. El primer día de actividades, un inspector fue conmigo a exigir información sobre mi situación, el director de la escuela muy convencido le dice: ”Ya no necesitamos a la señora, y estamos amparados en la ley esperando el desafuero”, el inspector le pide la resolución y le dice: ”Bien mal asesorado está pues, la debe reintegrar, en su escrito no pide separación de funciones de la profesora”.
Fue así como me dejaron como “profesora volante”, fui a pre natal, nació mi hijo y estuve con él hasta el año (tenía un reflujo severo), y volví a trabajar.
Me dieron jefatura, me pagaron sala cuna y, mientras tanto seguía el juicio con el cual el empleador quería deshacerse de mi. ¿Es una falta laboral ser mujer embarazada? ¿Por qué?
Pasados unos meses, nuevamente me enteré que estaba embarazada, lo notifiqué y me dicen:”No te preocupes Jóse, ahora será todo distinto”.
Pasaron las vacaciones, volví a trabajar, me fui de pre y post natal, y ellos nos pidieron expresamente a todas las profesoras que “por favor no volviéramos hasta fin de año, por el bien de los niños”. Cuando mi segundo hijo cumplió 84 días (así era en ese tiempo), fui a dejar la licencia y cero problema, pero a la segunda me avisan que “no pertenezco al establecimiento”, pues salí desaforada de mi hijo (que ya tenía más de 2 años).
Fui a la inspección, abogado del colegio de profesores, etc., y nada.
Hasta que una joven abogada particular, que tuve que financiar con mi propio dinero, decidió tomar este “complicado caso”, pues ella era mujer también. Así fue como iniciamos un juicio de “autodespido por incumplimiento de contrato por parte de mi empleador”. Fuimos a alegatos, en donde no solo le daban el favor al empleador por el “contrato a plazo fijo” sino que además, me condenaban a pagar las costas del juicio. Yo sentía que tenía una deuda conmigo, mis hijos y mis colegas, así es que continué la lucha y NUNCA baje los brazos.
Acudí al Sernam, quienes me indicaron que no tenían competencia en el caso. Le escribí, a la entonces presidenta Bachelet, quien 6 meses después me contestó indicando que esto concernía directamente al poder judicial y ella no podía hacer nada.
Pero mientras más puertas se cerraban, más fuerzas yo tenia para seguir luchando.
Llegó finalmente la última instancia a la que podía apelar, la Corte Suprema, y ahí y después de 6 años que había comenzado mi peregrinaje, salió la sentencia.
Ganamos el juicio y tuvieron que indemnizar. Lo que no lograron pagar fueron todas mis angustias, penas y lágrimas, preocupación y estrés, porque eso no tiene precio. Pero, ¿saben? Lo tomo como un aprendizaje, pues puedo brindarles este testimonio, y con esto alentarlas a seguir adelante, no den por perdida la lucha, porque siempre hay una esperanza.
Organicémonos para visibilizar este problema y proponer soluciones que protejan a la familia
La ley y jueces machistas permiten que las mujeres trabajadoras pierdan su sustento y sean judicializadas solo por tener hijos. Un sufrimiento innecesario, en un momento delicado, producto de leyes y una cultura de gestión que no protege a la familia. Podemos hacer algo para proponer mejoras para que como sociedad protejamos a las docentes mujeres del maltrato y la discriminación por el solo hecho de estar embarazadas o tener hijos. Este maltrato acontece en entrevistas de trabajo cuando se les pregunta sin tienen hijos para no escogerlas, cuando se les intenta desaforar sin compasión estando embarazadas solo por el motivo de tener hijos. Queremos decir basta ya de la cultura machista en la gestión y liderazgo escolar.
Participa en un movimiento para proponer mejoras contra el maltrato a las mujeres embarazadas y con hijos. Un país que no protege a la familia no tiene futuro.
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Docentes Unidas Contra La Discriminación Y Vacíos Legales En La Maternidad.
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Digamos no al maltrato machista contra la familia y las mujeres.