¿Déficit de profesoras/res en Chile o políticas de atracción, remuneración y desarrollo personal-profesional docente deficitarias?

Según un estudio de Elige Educar que viene de salir a la prensa no especializada en educación, una ONG chilena que organiza reemplazos de docentes por dos años entre otras actividades siguiendo el modelo de filantrocapitalismo despolitizador y desprofesionalizador de la docencia de Teach for América, hay una carencia de docentes en algunas asignaturas. Nos preguntamos: ¿Hay un problema de falta de docentes o la falta de docentes es una consecuencia de una tradición de política educativa que maltrata y desempodera el profesorado?

El estudio

El estudio da cuenta de un déficit téorico proyectado de docentes en todas las regiones analizadas en algunas asignaturas. Vale tener en cuenta que la precisión de los datos puede ser cuestionada debido a que no se consideran en la fórmula de cálculo los datos de deserción docente, que agravan el déficit real,  ya que alrededor del 40% de los docentes estaría desertando en los primeros cinco años (para más detalles ver Abandono de la profesión docente en Chile: Motivos para irse del aula y condiciones para volver).

La metodología empleada recurre solo a datos de elección y admisión a las carreras de pedagogía (ver imagen).

También llama la atención las soluciones propuestas por la ONG: Fortalecer Beca Vocación de Profesor (BVP), Financiar y facilitar las vocaciones tardías es decir que quienes tengan una licenciatura puedan formarse en pedagogía: Reactivar mecanismos de financiamiento para licenciados de otras disciplinas que deseen continuar estudios en pedagogía, Aumento de cupos en las carreras de pedagogía, Apoyo durante la formación inicial docente, Homologación de títulos de universidades extranjeras, Plan en zonas con déficit, Incentivos para docentes en contextos vulnerables.

La mayoría de estas medidas propuestas se limitan a aumentar la cantidad de personas formándose en pedagogía y aumentar la disponibilidad de buscadores de trabajo en el “mercado docente”, pero desde mi punto de vista no resuelven la política deficitaria de atracción, remuneración de base, desempoderamiento y desarrollo personal-profesional docente. ¿Por qué maltratamos y desempoderamos los docentes? Una lectura rápida de nuestra historia educativa nos permite pensar una respuesta.

Un poco de historia: Chile un país de políticas de maltrato y desempoderamiento docente desde la dictadura

Para la dictadura militar y los civiles neoliberales, que intentaron crear un nuevo país a punta de patadas y balazos, el profesorado en todos los niveles, escolar y universitario, fue considerado peligroso, por lo que se les persiguió y se les vigiló poniendo rectores y directivos militares en los centros educativos. Por ejemplo, podemos ver el listado de rectores delegados que vigilaron y controlaron la Universidad de Chile en este enlace para hacernos una idea de la envergadura de esta vigilancia. Este política-símbolo puede leerse como el punto de partida de una política de estado de desprecio-desempoderamiento, vigilancia-evaluación, desprofesionalización y de desprestigio que puede rastrearse hasta hoy siguiendo las noticias sobre reformas educativas y negociaciones de leyes en los medios de comunicación.

Otro aspecto a tener en cuenta es el despojo de los privilegios de estabilidad laboral y estatus que puso en marcha la dictadura civil y militar, cuyo evento más significativo y menoscabador fue la eliminación del funcionariado docente, que al menos concedía el privilegio de la estabilidad. Sobre las diversas derivas de la docencia en medio de las grandes ideas de lo políticos y leyes puede leerse la publicación el Docente en la legislación educacional Chilena. Ha todo esto hay que sumar el daño previsional intencional que se provocó a una generación de docentes, la famosa deuda histórica, y que continua con la cotización individual de las AFP, que ha contribuido a fortalecer la imagen de una docencia en condiciones de permanente estrés laboral y que genera condiciones de vida suficientes para la subsistencia y a largo plaza pensiones muy bajas que no están en relación con el costo de la vida.

Estas políticas de desempoderamiento no se han modificado en democracia. Por ejemplo, ninguna ley democrática a concedido privilegios a la docencia, se aumenta la carga de procedimientos evaluativos, se continua con el debilitamiento de la participación en la toma de decisiones del Consejo de Profesores y se sigue aumentando las facultades de los directores y sostenedores que operan algunos establecimientos como feudos contemporáneos. Por otra parte, se propusieron y aprobaron nuevas leyes que dividen al profesorado en categorías, individualizando su desempeño, y transforman en desarrollo personal y profesional docente en una carrera de obstáculos y dificultades que aumentan la carga laboral sin contribuir a mejorar procesos, manteniendo un salario de base deficitario que puede ser mejorado si el docente está dispuesto a elevar su carga de trabajo fuera del aula en demostrar, aun estado que desconfía y que lo vigila, que es competente.

El problema de fondo son las políticas de atracción y desarrollo profesional docente deficitarias

Es evidente que las nuevas generaciones, para decirlo en buen chileno, no son weonas. Se informan e investigan antes de elegir una carrera, tienen una profunda desconfianza de los discursos oficiales o campañas de (des)información, prefieren mantenerse informadas a través de sus redes de contacto a través de historias reales y espontáneas. Para encantar a las nuevas generaciones -ya que las no tan nuevas han normalizado un nivel importante de violencias laborales y de las políticas educativas- todo trabajo atractivo ha de permitir un desarrollo personal-profesional con bienestar y también, por supuesto, proponer un marco para tomar decisiones que permita una autonomía colegiada en las cuestiones de responsabilidad docente. Por ahora, es raro escuchar hablar de que se trabaja con bienestar en los centros educativos urbanos. Se habla más de agobio docente y sobrecarga laboral, agravada con el COVID y la virtualización e hibridación acelerada. Aunque algunas organizaciones (como EligeEducar o campañas como Elige Pedagogía) intenten promover un discurso dulcificado de la docencia no alcanzan a meter bajo la alfombra la carencia de bienestar que producen las políticas educativas chilenas, que pueden resumirse en la idea de calidad educativa por la fuerza y quemando profesionales. Otro síntoma del déficit de la política educativa, la deserción docente, está bien documentada por algunas investigaciones sobre (recomiendo leer Abandono de la profesión docente en Chile: Motivos para irse del aula y condiciones para volver).

Mi receta en esta materia es bastante simple. ¿Queremos más y mejores docentes a las escuelas y liceos? Hay que construir una política de recuperación de privilegios, mejoramiento de salarios de base, desarrollo personal y profesional docente con bienestar y un re-empoderamiento en las decisiones que afectan a los estudiantes y la docencia, especialmente a nivel de los establecimientos educativos, a nivel de la política educativa, a niveles intermedios y macro. Esto es bastante caro, pues es pedir una educación puntera y hará que los costos del funcionamiento base de los establecimientos se acerquen a los de una educación digna sin precariedades. ¿Estamos dispuesto a hacerlo? Difícil ser optimista en este asunto cuando escuchamos las recientes declaraciones de algún senador y algún ministro, asociado al bando de la dictadura militar, que continúan despreciando y minusvalorando el trabajo docente.

Miguel Stuardo Concha es profesor e investigador actualmente vinculado a la Universidad CY Cergy París, como director de la formación Licencia Profesional Trilingüe Comercio y desarrollo sustentable. Doctor en Educación y Máster en Calidad y Mejora de La Educación por La Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Profesor de Castellano y Comunicación y Licenciado en Educación en la Universidad de La Frontera, Chile. Investiga sobre mejora escolar, educación y justicia social, acogida de estudiantes migrantes, investigación libre y abierta y enseñanza del español como segunda lengua. ¿Te gustan las publicaciones de Miguel? Tal vez te interesa financiar su trabajo independiente con una microdonación y hacerlo sostenible. Donar via Mercadopago aquí -O- Donar via Paypal acá. https://orcid.org/0000-0003-2617-0035

Miguel Stuardo-Concha: Miguel Stuardo Concha es profesor e investigador actualmente vinculado a la Universidad CY Cergy París, como director de la formación Licencia Profesional Trilingüe Comercio y desarrollo sustentable. Doctor en Educación y Máster en Calidad y Mejora de La Educación por La Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Profesor de Castellano y Comunicación y Licenciado en Educación en la Universidad de La Frontera, Chile. Investiga sobre mejora escolar, educación y justicia social, acogida de estudiantes migrantes, investigación libre y abierta y enseñanza del español como segunda lengua. ¿Te gustan las publicaciones de Miguel? Tal vez te interesa financiar su trabajo independiente con una microdonación y hacerlo sostenible. <A HREF="http://mpago.la/8MlG">Donar via Mercadopago aquí</A> -O- <A HREF="https://www.paypal.com/cgi-bin/webscr?cmd=_s-xclick&hosted_button_id=6Z4HDGDTJGAKU">Donar via Paypal acá.</A> <A HREF="https://orcid.org/0000-0003-2617-0035">https://orcid.org/0000-0003-2617-0035</A>

Ver comentarios (2)

  • Eduardo , creo que si queremos más y mejores docentes , ciertamente como planteas, se necesita una mayor inversión que impacte desde los salarios hasta el número de estudiantes por sala, por ejemplo. Pero creo que es necesario , por la incidencia de la profesión, incentivos a la demanda, si sabemos que va a existir un deficit de docentes de matemáticas, por ejemplo, particularmente, en algunas regiones, focalizar presupuestos en esas facultades de educación mediante una inyección robusta de recursos e incentivos a los estudiantes de dichas carreras. Regular la oferta, a partir de estudios y proyecciones, considerando la realidad nacional y particularmente regional, lo que de paso, ayudaría a levantar los salarios. Regular, además, programas de pedagogías express,derogar, además, el articulo 46 de la carrera docente. De otra forma, se va a terminar, al igual que en estos momentos en parte del Reino Unido y EE.UU, permitiendo que fundaciones educacionales y corporaciones educativas, "formen docentes" desde un paradigma práctico, cuya acreditación se certifica mediante un exámen, situación que además, hay que bajarla a la realidad chilena, donde el marco de regulación de los mercados, está muy lejos del Liberalismo inglés.

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