Mi nombre es Antonia, de Profesión Educadora de Párvulos y Diferencial, resido en una comuna de la octava región en Chile. Quiero contar mi historia de desafuero maternal en un colegio. Yo quisiera que existiera una LEY que fuera efectiva y sin vacíos legales, que protegiera y garantizara a las que queremos ser madre y que ningún sostenedor se aprovechara en forma inhumana para dejarnos sin trabajo.
Trabajé en el Colegio XY desde el año de marzo de 2016 hasta febrero de 2018, con dos contratos a plazo. Me entregaron carta de no renovación de contrato en Diciembre 2017. Después de muchos esfuerzos económicos, emocionales y médicos, bajo tratamiento de fertilidad durante el mes de octubre de 2017, no pude lograr el objetivo de ser madre.
Para mi sorpresa, durante las vacaciones de verano, con fecha de 21 de febrero de 2018, me confirman mediante ecografía un embarazo gemelar de 6 a 7 semanas de gestación. A lo cual informé a la directora del establecimiento, Sor XY, con quien mantenía relación laboral y con contrato vigente. La cual me señala que debo presentarme a trabajar el jueves 1 de marzo 2018 y que no firmará finiquito y me dijo también que quedaba a disposición de mi jefa directa XY, Coordinadora del Proyecto de Integración, quien me asignaría mis labores.
El 1 de marzo del presente año, me presenté a trabajar y fui directamente con mi coordinadora la cual me señala que no tiene 44 horas de trabajo para mí, que solo me “PUEDE OFRECER 36 HORAS” ; de lo cual se deduce que no me respetaron mi carga horaria y por ende bajaría mi sueldo. A lo cual yo consulté a la Inspección de trabajo mediante internet y me llegó una carta de resolución, la cual señala que si yo no estoy de acuerdo con eso, deberían respetarme las horas de contrato y el sueldo.
Posteriormente me solicitan trabajar las horas de permanencia del contrato anterior (44 horas), hasta no tener claro cuál serían mis cursos y mis niños NEEP para el presente año, periodo que se extendió hasta el jueves 8 de marzo cuando realmente me aprobaron mi carga horaria desde la Jefatura de UTP.
El día 8 de marzo me dirigí a la encargada de finanzas del establecimiento para preguntar cuándo firmaría contrato; esta me responde que no sabía, porque estaba a la espera de la resolución del abogado del establecimiento. Al día siguiente, 9 de marzo fui notificada en mi casa por una persona de la Inspección del Trabajo por la demanda de desafuero que interpuso el establecimiento en contra mía. Posteriormente me dirigí a hacerlas consultas con un abogado y presentar mis descargos en los próximos 10 días que tenía para apelar a la resolución del tribunal.
Presenté las demandas correspondientes del caso, desafuero con contrato indefinido, indemnización de 20 meses de fuero. A lo cual se llegó a un convenio de pago solo por 10 meses, porque el sostenedor no quiso pagar más.
Hoy me encuentro con una depresión terrible, a causa de la perdida de mis bebes, tras pasar estrés y mucha pena por lo que aconteció en el establecimiento con mi persona. Además ELLOS NO QUISIERON CONTINUAR CONMIGO, PORQUE DEBIDO AL TRATAMIENTO DE FERTILIDAD (In- vitro), ESTUVE CON LICENCIA MÉDICA. Actualmente me encuentro cesante.
Así como existe la Ley de Aborto con causales, yo quisiera que existiera una LEY que fuera efectiva y sin vacíos legales, que protegiera y garantizara a las que queremos ser madre y que ningún sostenedor se aprovechara en forma inhumana para dejarnos sin trabajo.
“ES MI CUERPO, ES MI DERECHO A SER MADRE, Y NADIE PUEDE DECIDIR SOBRE ESO Y MENOS UN SOSTENEDOR INHUMANO PUEDA CONDICIONARLO”.
Antonia, Educadora de Párvulos y Diferencial.
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