El aprendizaje basado en problemas (ABP) es una herramienta para aprender de forma compleja a través de la investigación basada en problemas reales. ¿Puede esta metodología utilizarse para que las/los estudiantes puedan experimentar desde sus propios intereses las posibilidades de ser agentes de cambio para la justicia social? Haciendo explícitos algunos planteamientos éticos y repensando algunos elementos del ABP podemos transformarlo en una potente propuesta para construir aulas justas y para la justicia social. Aquí propongo ir desde el ABP tradicional a un aprendizaje basado en problemas de justicia social (ABPJS).
¿Qué entendemos por aprendizaje basado en problemas?
Según Barrows (1986), citado por Morales y Landa (2004), el ABP es “un método de aprendizaje basado en el principio de usar problemas como punto de partida para la adquisición e integración de los nuevos conocimientos”. Para Barrel (2002) “El ABP (aprendizaje basado en problemas) puede definirse como un proceso de indagación que resuelve preguntas, curiosidades, dudas e incertidumbres sobre fenómenos complejos de la vida. Un problema es cualquier duda, dificultad o incertidumbre que se debe resolver de alguna manera. La indagación por el, alumno es una parte integral importante del ABP y de la resolución de problemas” (p.21). Según Morales y Landa (2004) “el Aprendizaje Basado en Problemas, desde sus inicios en la Escuela de Medicina de la Universidad de McMaster (Canadá), se presentó como una propuesta educativa innovadora, que se caracteriza porque el aprendizaje está centrado en el estudiante, promoviendo que este sea significativo, además de desarrollar una serie de habilidades y competencias indispensables en el entorno profesional actual. El proceso se desarrolla en base a grupos pequeños de trabajo, que aprenden de manera colaborativa en la búsqueda de resolver un problema inicial, complejo y retador, planteado por el docente, con el objetivo de desencadenar el aprendizaje auto-dirigido de sus alumnos. El rol del profesor se convierte en el de un facilitador del aprendizaje. Aunque la propuesta educativa se originó y se adoptó primero en las escuelas de medicina de diferentes universidades de prestigio, los logros alcanzados han motivado que sea adoptada en una gran variedad de instituciones y especialidades en todo el mundo” (p.1).
Barrel (2002) propone el ABP como un proceso de fases de investigación interrelacionadas y escaladas. El autor organiza el ABP en tres fases o niveles de autonomía posibles que oscilan desde el control inicial del docente hacia el control total por el estudiante. Así las describe el autor: “Empieza con el enfoque de la investigación dirigida por el docente, en la cual el docente enfrenta a los alumnos con un problema que tienen que resolver. El texto avanza luego hacia un tipo de investigación compartida por el docente y los alumnos, en la cual los alumnos empiezan a dirigir su propio aprendizaje. El último enfoque que se desarrolla es la investigación dirigida por los alumnos, en la que los alumnos dirigen su propio aprendizaje” (Barrel, 2002, p. 17-18).
Barrel (2002) resume algunos resultados de investigaciones que confirman las posibilidades del ABP. Según el autor, “el ABP es aprendizaje para la resolución de problemas de la vida real (Stepien, Gallagher y Workman, 1992). En experimentos controlados, los estudiantes que utilizan el ABP en clase mostraron un incremento significativo en el uso de estrategias para la resolución de problemas y obtenían tanta información, y muchas veces más, que los estudiantes en las clases más tradicionales (Stepien, Gallagher y Workman, 1992). Una investigación muy interesante de la comunidad médica sugiere que el ABP afecta de manera directa y positiva la transferencia y la integración de los conceptos con los problemas clínicos (Norman, 1992); en ciertas clases donde se utiliza el ABP, un estudio descubrió mayor uso del razonamiento impulsado por hipótesis y mayor coherencia en las explicaciones de los estudiantes (Hmelo, 1994).” (Barrel, 1999, p. 22-23)
Hacia el aprendizaje basado en problemas de justicia social
A partir de las propuestas ya bien elaboradas desde el aprendizaje basado en problemas podemos dar un paso más allá e iniciar procesos de reflexión, investigación y experimentación pedagógica hacia un aprendizaje basado en problemas de justicia social.
¿Qué problemas de justicia social elegimos?
El primer punto crítico es la elección del problema de justicia social. Para que el problema sea considerado de justicia social es necesario que exista una vulneración o negación de algún derecho o principio de justicia social. Es decir, se trata de una situación en la que entrelazan cuestiones éticas, políticas y técnico-procedimentales. Por supuesto, es importante que el problema sea real y en lo posible sea de interés de los estudiantes.
En Stuardo-Concha (2017) encontramos una propuesta simplificada de principios de justicia social que pueden ayudarnos también a identificar problemas de justicia social para llevar al aula. Es posible que encontremos problemas de justicia social en cuestiones de distribución económica o servicios, problemas de relacionados con el reconocimiento de identidades y culturas, problemas relacionados con la participación en la toma de decisiones. Los problemas que observemos podrán tener un alcance global, internacional, nacional, regional o local. Podrán ser elegidos desde los intereses del educador, las demandas del currículum oficial; o también desde los intereses de los estudiantes o a partir de una negociación dialogada.
¿Qué habilidades nos interesa desarrollar?
Además de las habilidades propias del ABP nos interesa también el desarrollo de habilidades claves para la construcción de sociedades más justas, es decir, una sociedad en donde la distribución de servicios y recursos sea menos desigual, respete principios de necesidad y méritos, en donde se respeten todas las identidades, las culturas y que garantice la participación en la deliberación y en la toma de decisiones a todos los involucrados o afectados por esas decisiones. Para González Robles, Figarella García y Soto Sonera (2016), por ejemplo, el ABP puede desarrollar la alfabetización crítica y la competencia ciudadana: “Para Freire y Macedo (1987), la alfabetización crítica consiste en utilizar el conocimiento del lenguaje para interpretar la realidad histórica de cada individuo y transformarla. Este concepto del lenguaje como modelo de transformación social centra en las personas el poder de tomar decisiones y cambiar su entorno social. Según Freire “la alfabetización crítica es el poder de visualizar, reconocer y reflexionar sobre el significado del mundo e imaginar las posibilidades del cambio” (1987, p. xv). Con respecto a la competencias ciudadanas, el grupo de autoras y autores mencionados propone que éstas “permiten que el ser humano participe activamente y de forma democrática en su sociedad. Para lograr una pedagogía crítica que permita que cada estudiante se integre democráticamente a la vida pública de su sociedad es importante incorporar al currículo las competencias ciudadanas. Estas competencias son: 1) capacidad para inquirir y búsqueda de información, 2) capacidad para la interpretación crítica 3) capacidad para el diálogo y la deliberación, y 4) capacidad para la acción ciudadana (Villarini, 2010b)”.
¿Cómo implementar un ABP para la justicia social? Hazlo tú mismo
Si nunca has puesto en práctica esta metodología, sería importante iniciar un proceso de autoformación, ojalá en colaboración con otros colegas del centro educativo donde trabajas. Hay material suficiente en internet y de buena calidad como para iniciar un proceso de aprendizaje profesional auto dirigido.
Yo recomendaría, como punto de partida en Castellano, los siguientes recursos para la autoformación profesional colaborativa:
1.Lecturas para comprender el ABP de manera general
Morales, P., y Landa, V. (2004). APRENDIZAJE BASADO EN PROBLEMAS. Theoria, 13(1). Recuperado a partir de http://www.redalyc.org/resumen.oa?id=29901314
2.Lecturas para aprender a implementarlo y conocer experiencias reales
Barrel, J. (2002). Aprendizaje basado en Problemas, un Enfoque Investigativo. Buenos Aires: Editorial Manantial. Recuperado a partir de https://serviciosaesev.files.wordpress.com/2016/02/293316379-el-aprendizaje-basado-en-problemas-john-barell.pdf
González Robles, A., Figarella García, F., y Soto Sonera, J. (2016). Aprendizaje basado en problemas para desarrollar alfabetización crítica y competencias ciudadanas en el nivel elemental, 16, 1–34. https://doi.org/10.15517/aie.v16i3.26063
3. Videos
Aprendizaje Basado en Problemas 1: https://www.youtube.com/watch?v=CuMbD6TAk1c
Seminario de Aprendizaje Basado en Problemas en la Universidad: https://www.youtube.com/watch?v=8Nl4xLVzPhI
Hasta aquí esta primera versión. Te animo a iniciar tu propio proceso de reflexión, investigación y experimentación y contribuir al conocimiento en enseñanza para la justicia social.
Referencias
Barrows, H.S. (1986) A Taxonomy of problem-based learning methods, Medical Education, 20:481-486
Morales, P., y Landa, V. (2004). APRENDIZAJE BASADO EN PROBLEMAS. Theoria, 13(1). Recuperado a partir de http://www.redalyc.org/resumen.oa?id=29901314
González Robles, A., Figarella García, F., y Soto Sonera, J. (2016). Aprendizaje basado en problemas para desarrollar alfabetización crítica y competencias ciudadanas en el nivel elemental, 16, 1–34. https://doi.org/10.15517/aie.v16i3.26063
Stuardo-Concha, M. (2017). Asesoramiento a centros educativos para la Justicia Social. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Madrid, Madrid. Accesible en https://www.researchgate.net/publication/321159276_Asesoramiento_a_centros_educativos_para_la_justicia_social