Agencia de Calidad de la Educación miente en propaganda pro-SIMCE. Ver imagen destacada. Según ellos, con esta medición se puede conocer cómo aprenden estudiantes en aula y cómo trabajan los establecimientos. Es grave atribuir a una prueba de papel y lápiz capacidades que no tiene. Hasta la publicación de esta entrada, la imagen podía accederse en la web de la agencia y también encontramos el mismo texto en el nuevo boletín de Agencia Orienta (¿Agencia Desorienta?).
El instrumento de medición no tiene la capacidad para conocer el proceso. No fue diseñado para eso. Es bastante simple de explicar. Las pruebas SIMCE no preguntan sobre el proceso ni cómo trabajan los docentes. La información que arroja, un puntaje que refiere a 3 niveles de desempeño genéricos para todo el mundo, no permite saber cómo se trabaja en el establecimiento. La Agencia sabe que ninguna pregunta de las pruebas SIMCE es sobre el proceso. Una pregunta sobre el proceso sería similar a esta: ¿Cómo se trabajó comprensión lectora durante el año? ¿Se preparó específicamente a los estudiantes para la prueba? ¿Cómo se enseñó tal o cual habilidad?
Es grave atribuir a las pruebas SIMCE capacidades que no tienen. ¿Cuál es el objetivo? ¿Legitimar la ideología de la medición y la diferenciación educativa ante la opinión pública? Como tecnología de medición obsoleta y reduccionista, las pruebas SIMCE apenas dan cuenta de grupo pequeño de habilidades y conocimientos muy básicos en un solo momento del año. El instrumento es tan precario que se conoce que el puntaje es afectado por condiciones que la escuela y los docentes no pueden controlar, como el nivel socioeconómico de las familias y otros eventos de las trayectorias de aprendizaje que ni siquiera son considerados.
Afortunadamente, el reduccionismo de la estandarización y la medición educativa de los aprendizajes, promovida en Chile por grupos de investigación como el CIAE-Uchile o el MIDE-UC, ya está siendo superado. Nuevas concepciones de evaluación justa, y propuestas perspectivas del aprendizaje ecológico, que se trabaja desde la metáfora de ecosistemas de aprendizaje, las sustituirán en un futuro cercano, siempre y cuando los vendedores de estandarización y diferenciación den un paso al costado o sean expulsados democráticamente del Estado.